
Estamos en la isla de San Borondón. Fondeamos ayer delante una pequeña playa casi anocheciendo. La llegada hasta aquí fué complicada.
Son las 5 de la mañana. Café con leche caliente preparado por Esther. Es mi turno de guardia hasta las 8, momento en que todos se despiertan y desayunamos. La noche ha transcurrido tranquila. No hemos escuchado tambores de guerra a lo lejos. No hemos visto ni una luz, ni ruidos. Nada.
Con la...